TALA INDISCRIMINADA
Cuando se elimina un bosque y el terreno es destinado, por ejemplo, a
la explotación agrícola o ganadera, disminuye en gran medida la capacidad de la
superficie terrestre para controlar su propio clima y composición química.
Los árboles crean oxígeno, elemento que sabemos bien, necesitamos para
respirar. Esa sola circunstancia parecería motivación suficiente para dejarlos
intactos. En calidad de pulmones del planeta, los bosques trabajan las 24 horas
para extraer el dióxido de carbono del aire (proceso denominado “captura de
carbono”) y brindarnos oxígeno a cambio.
Los
bosques cumplen otros servicios vitales. Recolectan y filtran nuestra agua
dulce, con lo cual mantienen el ciclo hidrológico general del planeta y moderan
inundaciones o sequías. Conservan la salud del suelo porque sostienen en el
lugar la fértil capa superficial, rica en nutrientes.
Existen diversos métodos que permiten
combatir la deforestación. Entre los más efectivos encontramos:
- Establecer programas de lucha contra
la desertificación e integrarlos en los planes nacionales de desarrollo y
de ordenamiento del territorio.
- Internalizar los impactos ambientales en todas las actividades humanas
que ocasionen alteraciones en el recurso suelo, con el fin de prevenir le deterioro en el
recurso.
- Adoptar políticas y normativa apropiada, que promuevan el uso de la tierra ecológicamente sostenible y
orienten hacia un desarrollo integral.
- Revertir la degradación de las tierras mediante la intensificación de actividades de conservación de suelos, forestación y reforestación, especialmente en áreas críticas.
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