En España existen notables disparidades demográficas, que se explican fundamentalmente por razones históricas y económicas. éstas han condicionado los procesos de ocupación por parte de la población que, en cada etapa de nuestra historia reciente, es atraída por las áreas con mayor dinamismo económico. Cuando el sistema económico que organiza estos territorios favorece más el crecimiento en unos lugares que en otros, las desigualdades se transforman en desequilibrios demográficos. éstos se pueden constatar a diferentes escalas: autonómica, provincial y municipal.
Si consideramos la densidad de la población a escala autonómica, los mayores contrastes se producen entre Madrid y las Comunidades situadas en el entorno del Mediterráneo, por un lado, y las del interior, por otro. Por su parte, el mapa de la densidad provincial del año 2006 matiza mejor algunos de los contrastes demográficos actuales. Así, por ejemplo, se observan las diferencias entre Barcelona y Lleida en el caso de Catalunya; o entre Cádiz y Jaén en el caso de Andalucía. Sin embargo, en ese mapa no se aprecian las diferencias dentro de una misma provincia entre las zonas urbanas más densas, y otros espacios -más alejados de las ciudades- con menor densidad, cuestión que si revela el mapa de las densidades municipales de 2006. En él se muestra que la población, como si se tratara de manchas de aceite, se distribuye en el territorio a partir de las principales ciudades y siguiendo las vías de comunicación.
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